Suerte, pinche suerte
que en el df te vaya tan bien. La sonrisa está presente a cada hora, todo pasa,
lo mejor te pasa. Hasta que te das cuenta que en realidad es el sabor de cada
esquina contagiando alegrias en esos estómagos restaurados, como sea, enchiladas
las lágrimas que revelan la verdad del dolor picoso de estas salsas. Idas y
venidas, rojas verdes, cocinadas o curadas, sabia sabiduria. Como el bajo que
suena en esta rola, yo me apunto para gozar, relax defeña nueva defendiendo lo
que pienso, lo que siento. Cual cosa que se me ocurra, hago y sonrio y corro, a
veces me vuelvo…
Ajá, y ahorita con la
sonrisa, comprendo que el sentido es experimental, que duele lo que se quiere y
la tostada se destroza en mil pedazos, pero el amor y el placer es extremo.
Como ese desayuno en el mercado de coyoacan. Siempre tan anormal.
Es verdad, da cosa
estar de visita constante, con rutina culinaria y social, encontrar el lugar,
donde sale el sol, el reflejo si brilla. Con sonidos de texturas el queso se
derrite, la tortilla calientita y los nopales con cebolla y chile poblano se
animan a amarte, incondicionalmente, hasta el alma.
Se discute el cuidado,
su paradero puede ser mio, ese es el punto. Me recuerda como en Alemania,
propia huerta en la casa.
Pues, así de fácil y
con sonido urbano, de parado o sentado, hasta tu mejor sopa encontrás en las
esquinas. Ni hablar de las salidas, que
luego terminan mas allá de eso que no pensabas antes jamás, hoy volví a
entenderte guacamole, que rico que sos así de fresco y con totopos!
Muchos besos, el df que
te atrapa y el comal que ya está caliente se defiende como horario en tu
cocina. El changarro se abrirá y el
éxito ya se viene.
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